A partir de 2004 y hasta fines del 2007 Argentina tuvo un crecimiento ininterrumpido del 9 por ciento anual en su Producto Bruto Interno. En el 2006, por primera vez en 30 años, superó el nivel del PBI logrado en 1974 (más 6,6 por ciento).
Sin embargo, los indicadores sociales no se acercaron a los alcanzados a mitad de aquella década del setenta. Hoy, todavía se observan estadísticas desfavorables en desempleo, trabajo en negro y la existencia de una política tributaria regresiva. La mitad de la recaudación total se concentra en el IVA y en el impuesto sobre los salarios.
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Hay varias conclusiones. En primer término, la desigualdad en la distribución del ingreso se ha multiplicado en la Argentina en los últimos 50 años. La década de los 90 evidencia un incremento notable de las disparidades. En segundo lugar, la Argentina pasó de los más altos niveles mundiales en el ranking de ingreso per cápita (superior al de cualquier otro país latinoamericano) a ocupar niveles tan bajos que en la bibliografía internacional se habla de "el fenómeno argentino". Sólo computan esta información que grafica todo: el ingreso de los asalariados se contrajo de casi el 50 por ciento en 1950 al 25,07 en el 2007.
Como contrapartida, la porción que antes tenían los trabajadores se encaminó al sector privado, que no mostró, paralelamente, el entusiasmo y la credibilidad en materia de reinversión productiva.
Como contrapartida, la porción que antes tenían los trabajadores se encaminó al sector privado, que no mostró, paralelamente, el entusiasmo y la credibilidad en materia de reinversión productiva.
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