lunes, 13 de octubre de 2008

"¿El final de una era? Hacia un mundo multipolar", por J. Libedinsky, La Nación, 12/10/08:

(...)

¿Qué cambió? ¿Insinúa esta crisis el principio del fin de una era, aquella iniciada con el fin de la Guerra Fría, que convirtió a EE.UU. en potencia hegemónica y a la vez garantía de cierto orden y, por lo tanto, de cierta estabilidad? Renuentes a las definiciones categóricas y grandilocuentes, los intelectuales consultados descartan un anticipo del fin del capitalismo como el que auguran las voces más extremas y, en todo caso, sí admiten el advenimiento de un escenario en el que EE.UU. ya no será el único faro del capitalismo global.

"Ciertamente, somos testigos del fin de la unipolaridad americana", dice Jacques Mistral, jefe de investigación en Economía del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) y miembro del Consejo de Análisis Económico del primer ministro francés François Fillon. "La idea de que estamos entrando en un mundo multipolar es tentadora, y es verdad que hay poderes nuevos que están emergiendo y que podrán jugar un papel más importante en las relaciones internacionales. Dicho esto, la realidad es que en el futuro medianamente cercano no hay poder alguno que pueda estar a la par de EE.UU. Por lo tanto, la situación actual tiene algo de paradójica: EE.UU. ya no puede usar una influencia unilateral, pero su influencia es necesaria para construir un mundo mejor organizado. La forma en que el próximo presidente se relacione con el resto del mundo y el uso que haga del poder y la influencia de EE.UU. tendrán un efecto gigantesco sobre nuestro futuro".

(...)

"Los recursos sólo valen algo cuando el mundo tiene una gran necesidad de ellos. Si entramos en una recesión profunda, Irán y Rusia se verán negativamente afectados también; su poder, en cambio, se fortalece con la alta demanda de los booms económicos. Y, aun así, el poder es algo más que el solo ser rico en recursos, de otra manera los miembros de la OPEP serían mucho más poderosos de lo que son", dijo Waltraud Schelkle, especialista en economía política de la Universidad Libre de Berlín y de la London School of Economics. Pero aclaró que, independientemente de esto, sí estamos viviendo el comienzo del fin de la supremacía americana. Para Schelkle, este proceso comenzó hace algún tiempo, a mitad de los años 80, cuando el garante del flujo monetario internacional se convirtió en una nación deudora.

¿Las consecuencias? Posiblemente un período de inestabilidad política y económica. "No veo un sucesor inmediato en el papel hegemónico de EE.UU., pero tampoco veo que esto sea un problema en términos culturales o ideológicos. EE.UU. simplemente seguirá jugando un gran papel, sólo que menos hegemónico, y eso puede terminar siendo algo bueno".

(...)

Pero así como muchos ven en esta debacle de Wall Street que arrastra a la economía mundial la anticipación de un mundo multilateral, algunos destacan no sólo el fin de una era de hegemonía norteamericana sino, más específicamente, el fin de una era de capitalismo "a la americana". Aunque en este punto tampoco la coincidencia es plena: así como muchos, para explicar las razones de la caída de Wall Street, apuntan a la falta de control estatal en los movimientos financieros y especulativos, otros destacan que justamente fue la injerencia del Estado (o más bien cierta ambición política) lo que provocó el salto al vacío de los créditos subprime.

(...)

Así, para Mistral, es demasiado pronto para ver cómo sería una "nueva era del capitalismo global", pero sí podemos afirmar, dice, que la edad de oro de la desregulación se acabó. "La ideología de que el mercado puede solucionar todos y cada uno de los problemas de la economía mundial ha dado un paso atrás y estamos entrando, en cambio, en una época en la cual se le va a reconocer al Estado un nuevo papel. Pero a no equivocarse: las viejas soluciones definitivamente han perdido su atractivo. Es más, lo poco que podemos predecir de esta nueva era dorada del Estado es que no implicará volver a soluciones que ya fueron descartadas", asegura el autor de La Troisième Révolution Américaine, que hasta hace poco fue consejero de la Embajada de Francia en Washington. 

En cambio, para el reconocido sociólogo norteamericano Richard Sennett, profesor de la Universidad de Nueva York y asesor en la campaña presidencial de Barak Obama, no hay que inventar nada nuevo. "La solución es que el Estado cree más trabajo en empresas manufactureras y de servicios: rescatar puestos de trabajo y no bancos y banqueros. Lo que estoy diciendo no tiene nada de original, fue el objetivo del New Deal en 1930 y, más recientemente, de los países escandinavos. Pero mi argumento es que eso es el futuro, y no el pasado. Estamos entrando en un período de socialismo financiero y eso para mí no es malo", explicó a LA NACION.

(...)

Preocupados como todos, pero menos dispuestos a dejarse llevar por las "conclusiones catástrofe", los expertos admiten que el terremoto es fuerte pero está lejos de haber provocado un derrumbe definitivo. Como mucho, admiten que hay un golpe a las economías del mundo, pero que no es el fin del capitalismo.

No hay comentarios: