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Esta situación es intolerable en el largo plazo. La política exterior de las naciones industrializadas no debe quedar rehén de los productores del petróleo. Las naciones industriales deben encontrar la forma de desalentar a los acreedores que amenazan con vender, o venden, grandes cantidades de bonos americanos, llevando a los intereses americanos a largo plazo a niveles que precipiten una crisis económica. O que amenazan con golpear firmas o industrias particulares vendiendo las acciones adquiridas por sus fondos soberanos. Mientras los países consumidores esperen pasivamente o hagan frente al reto sobre bases nacionales, con la esperanza de beneficiarse de los esfuerzos de otros, los peligros presentes van a continuar, si no a aumentar.
Todas las naciones consumidoras están en el mismo barco. Una recesión global no respetará fronteras nacionales. Ninguna nación individual puede establecer una posición preferente en forma permanente ante los productores.
Todas las naciones consumidoras están en el mismo barco. Una recesión global no respetará fronteras nacionales. Ninguna nación individual puede establecer una posición preferente en forma permanente ante los productores.
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